En España cada vez hay más trabajadores que cobran el salario mínimo (SMI) a jornada completa o se encuentran por debajo de él porque no trabajan las horas suficientes para llegar a esa cifra. Las fuertes subidas del SMI que se han visto especialmente desde 2019 han provocado que un 17% de los asalariados del país se encuentre dentro de esta franja. Un porcentaje que duplica el que se registraba el año que estalló la crisis financiera. Sin embargo, detrás de esa cifra hay una notable brecha entre hombres y mujeres. Mientras que el 10% de ellos está en la retribución mínima o por debajo, en el caso de ellas el porcentaje alcanza el 25%.
Así queda reflejado en la Encuesta de Estructura Salarial que publicó el Instituto Nacional de Estadística (INE) el jueves. Aunque los datos corresponden al año 2022 y desde entonces el SMI ha subido un 13,4% (ha pasado de 14.000 a 15.876 euros brutos al año), son representativos de una tendencia que se viene sucediendo desde hace años.
El salario mínimo ha subido mucho más rápido que el sueldo medio. En concreto, entre 2018 y 2022 lo hizo un 36%, frente al alza del 12% que alcanzó la retribución media. Por tanto, cada vez son más los trabajadores que se han visto atrapados por el sueldo mínimo legal. Eso era, precisamente, lo que se buscaba con las subidas, una retribución mínima más elevada que obligase a subir los sueldos más bajos del escalafón retributivo.
Un fenómeno que se amplifica cuando hablamos de los trabajadores a tiempo parcial, cuyas retribuciones se han visto a menudo rebasadas por el SMI a tiempo completo. Y ¿quiénes son las personas que más trabajan a tiempo parcial en España? Efectivamente, las mujeres. La última EPA refleja que hay 2,1 millones de mujeres con jornadas reducidas, frente a unos 800.000 hombres.
Las desigualdades entre hombres y mujeres también se extienden a los escalones más nobles del espectro salarial. Así, mientras que el 3,9% de los hombres tuvieron honorarios de 72.000 euros o más en 2022, el porcentaje de mujeres apenas alcanza el 2,2%.
La brecha salarial se reduce, pero sigue elevada
La buena noticia es que la brecha salarial que separa a hombres y mujeres se ha seguido reduciendo estos años. La mala es que sigue siendo todavía muy elevada. El sueldo medio de un varón se situaba en 29.382 euros brutos al mes en 2022, frente a los 24.356 de las mujeres. Estamos hablando de 5.000 de diferencia, que son el equivalente a dos meses y medio del sueldo de un hombre promedio con 14 pagas mensuales.
Las mujeres perciben todavía un 17,1% menos de salario de media que los hombres. Una brecha que se ha reducido en casi cinco puntos porcentuales desde 2008 y que tiene un gran culpable: la parcialidad y sus consecuencias. Como se ha dicho antes, hay el triple de mujeres trabajando con horario reducido que de hombres. Estas cifras reflejan que el reparto del tiempo dedicado a los cuidados (ya sea de hijos o familiares) sigue siendo desigual. Además, en muchos de esos casos esa parcialidad se ha enquistado hasta convertirse en indeseada.
Aun así, los salarios que reciben las mujeres han subido más que los de los hombres en los últimos años. Si tomamos como referencia 2019, año previo al estallido coronavírico, la retribución media de las mujeres ha aumentado un 12,4%, frente al 9,1% que se ha visto en los hombres. Si el punto de partida es el pinchazo de la burbuja inmobiliaria (2008), el sueldo medio de las mujeres crece un 28,8% frente a un 21,4% de los varones.
¿Quiere esto decir que las mujeres se han llevado subidas salariales más cuantiosas que las de los hombres? No necesariamente. La realidad va más encaminada al tipo de empleo que se ha creado en estos años. Hay que tener en cuenta que el 56% del empleo que se ha creado desde la pandemia lo han ocupado mujeres.
De hecho, el 30% de todos los puestos de trabajo se han concentrado en cuatro sectores muy feminizados: educación, sanidad, asistencia en establecimientos residenciales y servicios sociales. Si hay más mujeres trabajando en sectores mejor retribuidos, tiene sentido que su salario medio haya crecido más que el de los hombres todos estos años.
También hay que tener en cuenta que las mujeres que han abandonado el mercado laboral estos años (y, por tanto, dejan de contar para calcular el salario medio) tenían sueldos más bajos que los que están consiguiendo las generaciones posteriores.
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